CONFIAR, ACEPTAR Y ESCUCHAR

EXPERIENCIAS DE UN TALLER DE IMPROVISACIÓN TEATRAL

Escrito por: Manuel Oliva

Foto/Ilustracion: Libertad Oliva

La improvisación teatral se está convirtiendo en una práctica cada vez más popular en diversas regiones de Bolivia, incluyendo la ciudad de Tarija. Esta forma de arte no solo es una herramienta para actores y artistas, sino que también ofrece beneficios significativos a cualquier persona que desee explorar su creatividad, mejorar su comunicación y fortalecer su capacidad de adaptarse a nuevas situaciones. A través de una entrevista con Mauricio López y el análisis de un reciente taller de improvisación titulado «Te Regalo Mi Error», exploramos las raíces y los objetivos de esta iniciativa en Tarija.

Orígenes y Objetivos del Taller de Improvisación Teatral

Mauricio explica que la idea de proponer un espacio artístico de improvisación teatral nace de la necesidad de reconectar con nosotros mismos en un mundo lleno de estructuras y programaciones sociales. Según indicó, vivimos en una realidad acelerada que nos aleja de nuestra esencia y de la capacidad de escuchar a los demás.

La improvisación teatral se presenta como una herramienta para romper con este ciclo de sobrepensamiento y redescubrir nuestra capacidad innata de adaptación y creatividad.

 

«Lo curioso es que cuando hice por primera vez improvisación teatral, ya venía improvisando en otras formas, como en la música con el freestyle,» comenta.

«Encontré herramientas que desearía tener en mi cotidianidad para resolver situaciones complicadas de manera más intuitiva y menos analizada.»

Contexto y Aplicaciones en Tarija

Mauricio ve la improvisación como una habilidad inherente que todos poseemos, aunque a menudo olvidamos. En Tarija, esta práctica se está presentando como una oportunidad para que las personas redescubran esta habilidad en su vida diaria. «Creo que nosotros, por índole, ya sea en Tarija, en Madrid o en Milán, somos improvisadores. Solo que nos olvidamos de que improvisamos o no somos conscientes de ello,» reflexiona López.

 

La improvisación teatral puede tener un impacto significativo en la vida cotidiana de las personas. «Con simples instrumentos, cualquier persona puede empezar a notar cambios en su realidad inmediata,» reflexionó.

Desafíos y Expectativas

Mauricio reconoce que trabajar con la prensa puede ser desafiante debido a la instrumentalización de la información. «Soy celoso con la interacción con la prensa, quiero entender quiénes son y con qué fines,» comenta. Sin embargo, también ve esta interacción como una oportunidad para mostrar cómo la improvisación puede ayudar a resolver problemas y mejorar la comunicación, incluso en ambientes profesionales como el periodismo.

«La improvisación te permite estar vulnerable, quitarte las máscaras y conectarte de manera más auténtica,» explica.

«Ver a los periodistas sin sus ‘uniformes’, interactuando en un espacio neutral, podría ser una experiencia reveladora tanto para ellos como para nosotros.»

Experiencia del Taller "Te Regalo Mi Error"

El reciente taller de improvisación «Te Regalo Mi Error» en Tarija, facilitado por Mauricio, ofreció una experiencia transformadora para sus participantes. Desde el inicio, el ambiente se llenó de tímidas presentaciones y sonrisas que preparaban el espacio para la interacción. El auditorio se transformó, con las sillas arrinconadas y un espacio libre frente al escenario donde todos se sentaron en el suelo para escuchar las palabras de inauguración.

 

“No hay malas ideas o buenas ideas, sólo ideas que son tomadas para transformarlas en acciones”, afirmó, sentando las bases de la improvisación y compartiendo los objetivos del proyecto. Explicó la importancia de romper con lo estructurado y preestablecido, y comparó la improvisación con caminar con la sensación del vacío y la seguridad de que habrá algo después de un pequeño salto que nos sostendrá.

 

El primer día del taller se enfocó en desarrollar lazos de confianza entre los participantes. A través de diversas tareas y ejercicios, los participantes comenzaron a conocerse y a desarrollar vínculos de afecto y confianza, a pesar de haberse conocido solo unos minutos antes. Las actividades exploraron las capacidades del cuerpo, los ritmos y los niveles de emoción de cada uno, culminando en un ejercicio de improvisación que reveló la tendencia de los participantes a llevar las conversaciones y las interpretaciones hacia temas sensibles de la cotidianidad y la sociedad.

 

El segundo día del taller arrancó con mayor ímpetu. Entre los participantes había representantes de diversos sectores de la sociedad, incluyendo trabajadores de la prensa, payasos, interesados en el mundo actoral y entusiastas del arte. Las actividades se desarrollaron con mayor fluidez y las interacciones fueron cada vez más emotivas. Un momento particularmente impactante ocurrió cuando se les pidió a los participantes que subieran en grupos de tres al escenario y alternaran entre expresar amor y odio. Una participante rompió en llanto durante un ejercicio, generando confusión entre sus compañeros sobre si su actuación reflejaba una profunda conexión emocional o simplemente era una actuación excepcional.

Impacto y Futuro de la Improvisación en Tarija

Los participantes expresaron su interés en desarrollar estas habilidades, reconociendo la improvisación como una herramienta para soltarse y ser ellos mismos. También vieron el valor de esta práctica como un elemento que, al ser controlado y tomado en cuenta de manera consciente, representa una ventaja en el desarrollo de sus actividades cotidianas. Aunque el tiempo del taller fue corto, los participantes quedaron con ganas de más, y se abrió la posibilidad de generar nuevos talleres para incluir a más personas, ya

que muchos interesados quedaron fuera por falta de espacio.

Mauricio López, un tarijeño que vivió en Milán donde se encontró con el teatro y desarrolló sus habilidades actorales, regresó a Bolivia con la intención de desarrollarse en el campo artístico y conectar con su pueblo a través del arte escénico. La sensibilidad y empatía generadas por el trabajo en equipo al improvisar resaltan la importancia de esta práctica no solo como arte, sino como una herramienta de transformación personal y social.

La improvisación teatral en Tarija se presenta no solo como una forma de arte, sino como una herramienta valiosa para la vida cotidiana. Mauricio está comprometido con la idea de que esta práctica puede ayudar a las personas a reconectar con su esencia, mejorar su capacidad de adaptación y fortalecer sus relaciones interpersonales. Con talleres como «Te Regalo Mi Error», hay una expectativa creciente de cómo esta iniciativa puede transformar a los participantes y enriquecer la comunidad de Tarija.

APAGANDO EL PILOTO AUTOMÁTICO

Escrito por: Daniela Rodríguez

Foto/Ilustracion: Libertad Oliva

Estamos tan sumergidos en la cotidianidad de nuestras vidas, que vamos normalizando y desvalorizando nuestras capacidades, automatizamos tanto nuestras acciones en base a las labores y obligaciones que debemos cumplir que cada vez somos menos conscientes de todo el esfuerzo, tiempo y virtudes que invertimos en el desarrollo de esas actividades diarias.

En una búsqueda personal que me permita gestionar de alguna manera mis emociones para salir de ese bloqueo que venía experimentando por algún tiempo, me sugirieron salir de mi zona de confort y experimentar otras formas de expresión y comunicación. El teatro fue una de las principales sugerencias, un arte que siempre me había interesado pero que nunca me sentí capaz de practicar, claramente por ese temor a exponerme y a equivocarme frente a un público.

Mientras más pensaba en como acercarme al teatro sin tener que exponer mi vulnerabilidad, más me alejaba de él, esto lo entendí en mi primer encuentro con “il Mauri della Bolivia”, quien me hizo ver desde su experiencia la universalidad de este arte y lo implícito que está en nuestra cotidianidad, la clave está en ser conscientes de ello para liberarnos de la culpa que nos puedan causar nuestros errores.

Mauricio López, acababa de llegar de Italia hacía unos meses, con toda la experiencia que le había significado salir de su país (Bolivia), su encuentro con el teatro y su convicción de que hacerlo parte de nuestras vidas se convierte en una necesidad para explorar nuestra vulnerabilidad que nos permita gestionar de mejor manera nuestras emociones en la cotidianidad. Su experiencia con la Improvisación Teatral y la mirada de aceptar el error propio y el de el compañero como una oportunidad de crear parecía ser precisamente con lo 

que más nos cuesta lidiar o improvisar en la cotidianidad, por lo que inmediatamente coincidí con el planteamiento de Mauricio que hacer al teatro parte consciente de nuestras vidas es completamente necesario. A partir de esa y muchas otras conversaciones, buscamos la manera de autogestionar ese taller de improvisación teatral proponiendo un espacio de encuentro en el que nos permitamos equivocarnos y crear a partir de ello.

Más allá de todo el proceso que se gestó a partir de la organización de este evento y la experiencia que significó para mi trabajar con Mauricio desde esa mirada tan suya, que permanentemente me sacaba de mi zona de confort, el día del taller se acercaba  y mis nervios crecían, las expectativas que venía generando desde el día uno, pensando en lo gratificante y el aporte significativo que implicaba para mí ser parte de ese taller, comenzaron a hacerme ruido y me hicieron volver a mis inseguridades, a ese miedo de exponerme y equivocarme.

 

Mientras pensaba en alguna excusa para no participar del taller, nos sentamos con Libertad, la diseñadora creativa del equipo a pensar en el arte para el evento, Mauricio dijo, “Te regalo mi error, ese será el nombre del taller, porque se trata de confiar, aceptar y escuchar para transformar los errores en oportunidades creativas”, claramente era lo que necesitaba experimentar, para poder contar la historia de este encuentro, tenía que ser parte de él.

A menos de una semana del taller, se consolidó el grupo con el cupo que se tenía previsto, con todo listo, dos días antes el clima cambió de manera abrupta y el pronóstico apuntaba a que la temperatura siga bajando hasta el fin de semana, esto nos inquietó un poco pensando que algunas personas ya inscritas no asistan por este factor, pero un día antes, decenas de personas seguían preguntando para inscribirse, la expectativa que se generó con este taller, develó la necesidad latente por seguir gestionando estos espacios que sean un reseteo a la forma como encaramos nuestra cotidianidad.

Faltaban pocas horas para el taller, hicimos una “check list” para estar seguros de que no falte nada, pensamos hasta en estufas por el frío que hacía, cuando me dirigía caminando hacia la Casa de la Cultura, donde se iba a desarrollar el taller, las inseguridades volvieron a invadirme, llegué media hora antes, Mauricio ya estaba en el auditorio acomodando las sillas, me puse a ayudarlo intentando abandonar esos pensamientos para que se me quiten los nervios.

De repente se hicieron las 19:00 y los participantes empezaron a llegar, vi un par de caras conocidas, lo que no me tranquilizó y más bien me hizo pensar que era más fácil “hacer el papelón” con personas desconocidas, pero a medida que se iba llenando el salón, podía leer que todos los que estábamos ahí buscábamos lo mismo, dejar por unas horas el papel que nos toca hacer en la cotidianidad y permitirnos improvisar desde nuestra esencia.

Las palabras de inicio que dio Mauricio hicieron del salón un lugar seguro, en el que estaba permitido equivocarse sin sentirse juzgado aprendiendo a crear desde el error y la escucha activa.

Uno de los ejercicios de ese primer día de taller, me hizo consciente de mis limitaciones al momento de comunicarme, el ejercicio parecía sencillo, improvisar una conversación en parejas, en la que la regla era «fácil», no decir No, no usar preguntas ni la palabra Pero, casi todos fallamos, lo que me dejó pensando en lo predispuestos que estamos siempre a una negativa, sin darnos cuenta de todas las posibilidades que se pueden abrir con un sí, aceptar lo que venga del otro sin cuestionamientos, lo inmerso que está en nuestro lenguaje el «pero», 

esa palabrita que nos limita constantemente, un sí a medias, una excusa innecesaria.
El segundo día fue más intenso, experimentar con las emociones fue la propuesta de Mauricio para cerrar el taller y sin duda fue un encuentro lleno de sorpresas y sin precedentes.
En el cuadrante de las emociones, volví a hacer conciencia de la capacidad que tenemos para lidiar con la cotidianidad cuando estamos desbordando de todo tipo de emociones, encontrarme en un espacio en el que era permitido reconocer cada una de esas emociones, sentirlas, abrazarlas, manifestarlas y poder identicarlas en el otro me hizo reconocerme en la mirada de mis compañeros, perder el miedo al juicio y entender el sentido de recibir el error como un regalo, dejar de sentir la culpa del fallo y tomarlo como una oportunidad para crear.
Sin duda fue una de las experiencias más gratificantes, identificar mis limitaciones es un impulso para seguir trabajando en ellas y tener claro que estas formas de comunicación son altamente recomendables y necesarias para aprender a confiar en nosotros y a recibir los regalos que tiene nuestro entorno para darnos.

MIRADAS COMPARTIDAS

«Te Regalo Mi Error» encapsula la esencia y la filosofía subyacente de esta práctica artística. Mauricio López, enfatiza que la improvisación teatral ayuda a romper con las estructuras y las programaciones sociales preestablecidas. En la improvisación, el error no se ve como un fallo, sino como una oportunidad para crear y construir algo nuevo. Esta perspectiva transforma la manera en que los participantes se enfrentan a las incertidumbres y errores en la vida diaria. En lugar de temerlos, los abrazan como oportunidades para el crecimiento y la creatividad. En vez de esconder los errores, los participantes los comparten abiertamente, permitiendo que estos actos vulnerables se conviertan en regalos que enriquecen la experiencia colectiva.

La idea de regalar el error también se relaciona con la confianza y la vulnerabilidad que se desarrollan en los talleres de improvisación. Durante las sesiones, los participantes construyen lazos de confianza a través de ejercicios que los llevan a reconocer y aceptar sus propias imperfecciones y las de los demás. Al regalar sus errores, los participantes crean un ambiente seguro donde todos se sienten libres de explorar y experimentar sin miedo al juicio.

En la entrevista, Mauricio menciona cómo la improvisación ayuda a las personas a «perder el miedo al juicio» y a ver el error como una oportunidad de creación. Este concepto se convierte en una herramienta poderosa para desarrollar la empatía y la conexión interpersonal, aspectos fundamentales en cualquier dinámica de grupo.

Otra metáfora clave que Mauricio utiliza es la del «salto al vacío», que describe la sensación de avanzar sin saber exactamente dónde se caerá, pero con la confianza de que se aterrizará en un lugar seguro. Esta idea refuerza el concepto de que en la improvisación, los errores y las incertidumbres son inevitables y necesarios. Cada «salto» o error es una oportunidad para aprender y adaptarse.

Al regalar sus errores, los participantes se comprometen a aceptar el proceso de improvisación con todas sus incertidumbres y a confiar en que cada error llevará a nuevas posibilidades y descubrimientos.

La improvisación teatral no solo impacta la esfera artística, sino también la vida cotidiana de los participantes. Mauricio destaca cómo las habilidades desarrolladas en el taller pueden aplicarse en diversas situaciones diarias, mejorando la capacidad de adaptarse y reaccionar espontáneamente. Al aprender a ver los errores como regalos, las personas pueden manejar mejor los desafíos y las incertidumbres en su vida diaria, lo que a su vez promueve un sentido de bienestar y autoconfianza.

A través de este taller, Mauricio enseña a los participantes a ver los errores no como obstáculos, sino como valiosos regalos que pueden transformar su percepción del mundo y mejorar sus interacciones diarias. Esta visión no solo enriquece el ámbito artístico, sino que tiene el potencial de influir positivamente en todos los aspectos de la vida de quienes participan en estos talleres.