EDUCACION SEXUAL INTEGRAL EN BOLIVIA:
UN DERECHO FUNDAMENTAL QUE SIGUE ENFRENTANDO DESAFIOS
Algunas experiencias que resuenan en la colectividad, representan la marcada diferencia entre recibir una educación sexual integral y recibir una mala educación sexual.
A estas alturas, se sigue discutiendo sobre la nueva currícula educativa, instaurada por el gobierno boliviano, en la que incluye educación sexual integral, una acción preventiva que debió haber sido aplicada hace varios años atrás, sin embargo, y para sorpresa de muchos, hubo grupos de diferentes sectores que se opusieron, en pleno 2023 se sigue estigmatizando este tema, desde padres y madres de familia hasta profesores buscaron a los medios de comunicación para desinformar, lo que reflejó claramente el efecto del tipo de educación sexual que muchos recibimos y la urgencia de revertir este hecho, comenzando por definir ¿Qué es educación sexual integral?, además de ser un derecho fundamental reconocido en la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia (CPE).
La implementación de la educación sexual integral en Bolivia enfrenta desafíos que deben abordarse para garantizar que todas las niñas, niños y adolescentes tengan acceso a una educación sexual integral de alta calidad. Sin embargo, ¿qué tan bien se cumple este derecho en la realidad?
La CPE es el marco jurídico fundamental para la educación sexual en Bolivia. Sin embargo, existen otras normativas específicas que regulan este tema.
- Ley N° 342 de la Juventud: Esta ley establece que el Estado debe garantizar la educación sexual integral para los jóvenes en todos los niveles educativos, así como la prevención de embarazos adolescentes e infecciones de transmisión sexual (ITS).
- Ley N° 520 de Educación Sexual y Reproductiva Responsable: Esta ley establece que el Estado debe desarrollar un currículo de educación sexual integral para las escuelas, así como brindar información y servicios de salud sexual y reproductiva a las niñas, niños y adolescentes.
Según datos del Ministerio de Salud de Bolivia, la tasa de fecundidad adolescente en el país es de 116 nacimientos por cada 1.000 mujeres entre 15 y 19 años. Esto significa que, en promedio, 116 adolescentes bolivianas dan a luz cada año por cada 1.000 mujeres en ese grupo de edad.
Las infecciones de transmisión sexual (ITS) también son un problema importante en Bolivia. Según datos del Ministerio de Salud, la prevalencia de VIH/sida en las mujeres entre 15 y 24 años es de 0,2%. La prevalencia de otras ITS, como la sífilis y la gonorrea, también es alta en este grupo de edad.
La educación sexual integral es una herramienta clave para prevenir el embarazo adolescente e ITS. Un estudio realizado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en Bolivia encontró que las niñas y adolescentes que recibieron educación sexual integral tenían menos probabilidades de iniciar su vida sexual antes de los 18 años y más probabilidades de utilizar métodos anticonceptivos.
La implementación de la educación sexual integral en Bolivia enfrenta desafíos, como la falta de recursos y la resistencia de algunos sectores de la sociedad.
La falta de recursos es un problema importante en el sistema educativo boliviano. Las escuelas carecen de los recursos necesarios para implementar la educación sexual integral de manera efectiva, como materiales educativos y capacitación para los docentes.
La resistencia de algunos sectores de la sociedad a la educación sexual integral es otro desafío. Algunas personas creen que la educación sexual integral promueve la promiscuidad y la homosexualidad.
“Mi educación sexual en la adolescencia, por parte de mi madre fue decirme, No te embaraces y en el colegio fue básicamente una clase de anatomía sobre los órganos reproductores femeninos y masculinos”, comparte su experiencia Selva Chávez, una psicóloga con 10 años de recorrido como educadora sexual y plantea que todos y todas, deberíamos saber desde la niñez, qué es la sexualidad, cómo y cuando estamos viviendo nuestra sexualidad y cuánto puede influir en nuestra autoestima.
“Muchas mujeres, así como yo, hemos tenido una niñez muy marcada por la violencia, pero si yo hubiera tenido una educación sexual desde temprana edad, hubiera sabido proteger mi cuerpo, aceptarlo y amarlo, y estoy segura que en la adolescencia no hubiera tenido las inseguridades que tenía y que la mayoría de los adolescentes tienen, por eso hay que entender que con educación sexual, hablamos de autoestima, del amor a la vida y el placer, de autocuidado, nuestros cambios biológicos, hormonales y todo lo que conlleva, sin lugar a dudas con educación sexual tendríamos infancias libres, juventudes responsables, adultos conscientes y por lo tanto una sociedad más sana”, Selva refleja una realidad por la que la mayoría ha pasado y que sigue siendo una deuda para con los niños, niñas, adolescentes y jóvenes.
En temas de legislación sobre educación integral para la sexualidad, en Bolivia, está contemplada en el Decálogo de los Derechos Sexuales y Reproductivos, en el artículo 66 de la Constitución Política del Estado (CPE), en uno de los artículos de la Ley de Educación Avelino Siñani y en la Ley de la Juventud. Todas estas leyes reconocen el derecho de niños, niñas y adolescentes a recibir educación para la salud sexual, pero ¿cuánto de esto se cumple?, ¿Cuántos conocemos nuestros derechos? Y ¿cuánto realmente se ejercen?
El estigma de la educación sexual, la desinformación y el papel de los medios de comunicación
Con toda la normativa vigente mencionada, este 2023, arrancó el año escolar con la buena noticia de que el gobierno había incluido en la currícula escolar educación sexual integral, lo que no fue del agrado de grupos conservadores que no dudaron en salir a las calles a manifestarse en contra y a desinformar, sumado a ello, varios medios de comunicación dieron cabida a que la desinformación crezca, sin acudir a una contraparte que explique el contenido de esta nueva currícula, se dio una amplia cobertura a grupos antiderechos que marchaban con discursos como “salvemos la inocencia de nuestros niños”, “la educación sexual promueve el inicio precoz y forzado de la sexualidad desde el nivel preescolar”, “estamos en contra de la hipersexualización de nuestros niños”.
No sólo fueron los grupos conservadores, de la iglesia o antiderechos los que se pronunciaban y salían a declarar ese tipo de afirmaciones, sino que hubo muchos profesores y profesoras que hicieron declaraciones en los medios con esa misma línea. ¿Y lo que sigue preocupando más a los padres de familia es que se dé educación sexual integral en las escuelas?. ¿No debería preocupar que profesores con ese nivel de desinformación sean quienes den educación sexual en las aulas?
¿Quiénes están enseñando a los niños, niñas y adolescentes en las escuelas?
A partir de esta preocupación y ver como las noticias se convertían en una película de ficción de los 80s, conversamos con adolescentes de diferentes edades y de varias unidades educativas.
Más allá de encontrarnos con información que ya sabíamos, como que los contenidos son mínimos, que la educación sexual se reduce a dos clases de anatomía impartidas por el profesor o profesora de biología, que el uso del preservativo solo se lo nombra como prevención del embarazo y no se habla de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), entre muchas otras falencias ya conocidas, compartieron experiencias que fueron una radiografía de lo que está pasando en los colegios y la urgencia de asumir políticas públicas que involucren a toda la comunidad educativa, esto quiere decir a padres y madres de familia, a profesores y profesoras y a los y las estudiantes desde la infancia.
“Tuvimos un caso de acoso en el colegio, te hablo de cuando estaba en primero de secundaria, 12 años teníamos, un compañero comenzó a acosar a todas las compañeras del curso, al nivel de espiarnos en el baño, sacarnos fotos por debajo de la falda y compartirlas en grupos, así que algunas de mis amigas y yo decidimos hablar con nuestros papás, otras tenían miedo decirles a sus papás, al final fue mi mamá con otros tres papás a hablar con la directora, ojo, directora mujer, quien dijo que iba a hablar con los padres del chico y tomar medidas, y la semana siguiente, ¿Qué creen?, la directora tomó cartas en el asunto y decidió sacar una nueva normativa, queda prohibido que las mujeres asistan con falda al colegio, no pueden usar escotes, ni soleras o poleras sin mangas, para evitar provocaciones a los chicos que están en una edad tan complicada y hormonal, ahora estoy en cuarto de secundaria y este chico, sigue siendo mi compañero”. Dos adolescentes entre risas de resignación e indignación reflejan la falta de criterio en las medidas asumidas por una directora de una unidad educativa privada en la ciudad de Santa Cruz.
“Mi primer periodo causó que tenga que cambiarme de colegio dos veces, desde el kínder fui una de las más altas de mi curso, cuando estaba en quinto de primaria iba a un colegio católico, ese año teníamos catequesis dos días a la semana porque nos tocaba hacer la primera comunión, en una de esas clases, que eran con el profe de religión, cuando me levanté para mover mi silla porque teníamos que hacer un trabajo en grupo, me di cuenta que la silla estaba manchada de sangre y que yo estaba empapada, del susto me volví a sentar para que nadie se de cuenta y me quedé paralizada por un rato, pensando en que me iba a morir literal, después calladita me amarré la chompa en la cintura y aproveché el bochinche de la acomodada de sillas, me acerqué al profe y le pedí permiso para ir a la enfermería porque estaba sangrando y tenía toda la falda manchada, me agarró del hombro, se agachó y me dijo, No te preocupes, eso es normal en jovencitas como vos, me guiñó un ojo, me mandó de nuevo a mi asiento, hizo callar a todo mi curso y me puso de ejemplo para explicar la menstruación, los cambios biológicos y corporales que íbamos a comenzar a tener, así como su compañerita ustedes niñas también se van a ir convirtiendo en señoritas, ¿enserio era necesario que se enteren todos? Y si era algo tan normal, ¿Por qué todos me miraban con cara de asco?, como si me culparan por haber sangrado en el colegio. Pero bueno eso fue un trauma, fue motivo de bullying y que me pongan mil apodos y después de hacer la primera comunión básicamente obligada por mi mamá, el año siguiente me cambié de colegio con la esperanza de acabar la tortura, pero cuando llegué al nuevo cole me encontré con una compañera que también se había cambiado y que no tardó en correr la voz sobre mi incidente y la pesadilla comenzó de nuevo, a medio año me volví a cambiar de cole y decidí hablar de este tema con mis nuevas amigas y me di cuenta que no era la única a la que habían traumado profesores tan desubicados como el mío”.
Según la organización Marie Stopes, alrededor del 40% de las niñas en Bolivia llegan a la menarquía -su primera menstruación- sin ninguna información previa al respecto. Un argumento más que apunta a que la educación sexual debe ser un proceso desde la infancia.
“Me acuerdo que cuando tuve mi primera chica, cuando di mi primer beso en la boca, no sé porque se me ocurrió ir a hablar con la psicóloga del cole de como me sentía y todo eso y me dijo que eso estaba mal, que eso era pecado y debería confesarme y pedirle perdón a Dios, me sentía tan mal que ya no quería besarla ni acercarme mucho y en menos de una semana me terminó y le dejé de hablar porque me daba mucha vergüenza”, adolescente de 16 años que no recibió la orientación necesaria cuando buscó apoyo en una profesional en psicología y a cambio fue juzgado y se utilizó la culpabilidad, la religión y la moral, que le causó dificultades para relacionarse por algún tiempo.
La educación sexual integral como herramienta de prevención y cambio social
Habiendo repasado un poco de normativa, después de revisar algunas estadísticas y conocer sólo una pequeña parte de lo que algunos adolescentes quisieron compartir, queda más que claro que la Educación Sexual Integral, no se limita solamente a prevenir embarazos adolescentes y se la debe entender como un proceso que debe desarrollarse desde la infancia.
En ese sentido, Selva, plantea desde su experiencia, que cada etapa debe ser acompañada de manera responsable, con la información clara y pertinente a cada edad, “porque educación sexual es hablar de nuestro cuerpo, de autoestima, de planes de vida, de sentimientos, de emociones, percepciones, preocupaciones, miedos, autocuidado, identificación de la violencia, cambios físicos, biológicos, entonces es algo integral, porque entender la sexualidad es saber que estos niños y niñas que reciban esta educación van a tener una mejor calidad de vida, porque van a tener la posibilidad de tomar mejores decisiones”, asevera.
Asimismo, señala que los derechos sexuales y reproductivos son la bandera de lucha de las mujeres y niñas por su situación de vulnerabilidad en las violencias, por ello, estos derechos no deben ser planteados o nombrados como un decálogo o una lista simplemente, deben ser abordados desde su contenido, comprender de manera clara qué significa que una persona tenga tal o cual derecho y poder llegar al día en el que, exigir conocer nuestros derechos y poder ejercerlos, no sea un acto de rebeldía, sino la regla coherente acorde a nuestra legislación y normativas establecidas a partir de necesidades reales y urgentes. Por lo que resalta “si un derecho es ejercido sólo por algunos, deja de ser un derecho y se convierte en un privilegio”.
Selva Chávez- Apuntes importantes: Conceptos y percepciones de una educadora sexual
“La sexualidad llega a ser algo difícil de conceptualizar, porque la mayoría llegamos a entender qué es la sexualidad por lo que vivimos, desde nuestra experiencia. La sexualidad tiene varias dimensiones y es prácticamente, vivir el placer a través de nuestros sentidos y emociones, qué cosas de mi día a día me dan placer, ver una película que me gusta, abrazar a mi mamá, ir a una fiesta, acariciar a mi mascota, todo lo que me da placer, es parte de mi sexualidad y dentro de ella, está el placer sexual, de las relaciones coitales, que es un placer más físico y por supuesto, es parte de nuestra sexualidad”.
Otra de las dimensiones que señala Selva es el género, “es importante decir que la identidad género es parte de nuestra autopercepción y que va más allá de nuestra orientación sexual, que viene a ser otra dimensión, identificar hacia quien me siento atraída o atraído. El sexo, vendría a ser otra dimensión y que no es más que la diferenciación biológica y cromosómica con la que nacemos. Y cómo expresamos todo esto a través de nuestro cuerpo, como nos vestimos, que colores usamos, si llevamos accesorios, si nos pintamos el cabello, también es parte de nuestra sexualidad, hasta nuestras creencias son una dimensión de nuestra sexualidad”.
Entre otras, resalta “la intimidad”, como una de las dimensiones más importantes de la sexualidad, “porque íntimo significa sólo mío, solo yo voy a poder saber como vivo estas dimensiones de las que hablo, íntimo es algo que voy a compartir con pocas personas”
“Para mí sexualidad es lo que nos hace humanos, porque la sexualidad toca todo lo que somos, todo nuestro ser, incluso lo comparo con el alma o el espíritu, porque es lo que engloba nuestra esencia, por eso hay que fortalecerla y es sólo a través de la Educación Sexual Integral”.