MI VOZ TIENE NOMBRE Y TERRITORIO
HISTORIAS DE VIDA DE MUJERES UCHUPIAMONAS
Porque la resistencia de la Amazonía también tiene rostro de mujer, su defensa se sustenta con voz propia, su cuidado se encarna en el cuerpo de quienes habitan y ocupan el territorio. El corazón del Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Madidi (Bolivia) late por las historias que se tejen en colectividad para protegerlo, la pureza de su aire se impregna de la rebeldía de quienes lo conservan.
El compromiso, respeto y responsabilidad que significa nacer, crecer y vivir dentro del Parque Madidi, se va manifestando de manera implícita en la historia de vida de siete mujeres de San José de Uchupiamonas. Estas historias, relatadas por ellas mismas, desde su sentir y experiencia, nos ayudan a mirar y comprender, a través de sus ojos el territorio. Reconociendo su identidad como pueblo indígena, su sabiduría y su conocimiento que fueron heredados y que se siguen transmitiendo por generaciones.
BOLIVIA
El corazón de Sudamérica, con un terreno variado desde los Andes, el salar de Uyuni y el bosque pluvial en la cuenca del Amazonas.
LA PAZ
Sede de gobierno de Bolivia, tiene cuatro áreas protegidas nacionales y es poseedora de la región con mayor biodiversidad probada y probable del planeta.
Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado MADIDI
Es un área protegida en el noroeste del departamento de La Paz. Se encuentra entre las más biodiversas del mundo y abarca desde las serranías subandinas hasta las pampas de la Amazonía boliviana.
SAN JOSÉ DE UCHUPIAMONAS
Territorio indígena ubicado en el Corazón del Parque Nacional Madidi, forma parte del municipio de San Buenaventura de la provincia de Abel Iturralde, del departamento de La Paz.
CONCIENCIA Y VIDA DIGNA
LA HERENCIA REBELDE
De club a organización social formalmente establecida. El desafío de enfrentar estructuras tradicionalmente encabezadas por hombres, nutre la acción colectiva de las mujeres que crean un espacio de contención de la cual surge un cambio estructural en las dinámicas del pueblo. La herencia rebelde, transmitida por generaciones se traduce en acciones firmes que además de enfrentar las amenazas externas como pueblo y las gestiones para mejorar las condiciones de vida de quienes habitan San José, interpela las inequidades de género en un escenario que promueve y vive de la unidad como pueblo. Asumiendo la carga de cuidar sin ser cuidadas, convirtiéndose, históricamente, en las mejores aliadas de la Madre Tierra para su cuidado, ocupando un rol fundamental en la lucha por la conservación de la naturaleza y por lo tanto, de la vida.
TERRITORIO, ORGANIZACIÓN Y RESISTENCIA
El territorio va penetrando en sus vidas desde la infancia, alrededor de las historias de la abuela, que no sólo transmiten su conocimiento, ese que también lo recibió de su abuela y lo nutrió con su experiencia y recorrido, sino que también instaura en ellas la responsabilidad que conlleva nacer en un territorio tan biodiverso. Un territorio en el cual su cuidado es esencial para vivir en armonía.
Separar sus aspiraciones personales de la colectividad resulta imposible, pensarse como pueblo las hace abandonar su individualidad, su identidad está ligada al territorio que habitan, por lo que la lucha por su preservación se convierte en su forma de vida.
Su persistencia por sostener la vida ha llevado a hombres y mujeres a romper sus barreras y sus limitaciones, a observar lo que sucedía a su alrededoror. Como por ejemplo, la cacería indiscriminada por personas ajenas al territorio, las empresas madereras y mineras cada vez más cerca. Las aguas cristalinas del río Tuichi tornandose cada vez más turbias. El río que por tanto tiempo había sido su fuente principal de agua para consumo y el proveedor de la pesca para su sustento, mostraba el impacto de los depredadores foráneos.
Esto hacía parecer que los esfuerzos no estaban siendo suficientes. De repente, un grito de alerta surgió de la necesidad de organizarse. Llegar a organismos internacionales con la misma visión de cuidado de la naturaleza como Conservación Internacional (CI), significó seguir sosteniendo la lucha, esta vez fortalecidos con la titulación de su territorio y con el nacimiento del primer emprendimiento ecoturístico administrado por un pueblo indígena, como fue el albergue Chalalán, en 1992.
La defensa del territorio es transversal en la mirada y análisis de la realidad del pueblo, entendiendo que según sus percepciones enfocan su lucha bajo diferentes perspectivas, pero para un mismo objetivo.
Por un lado, la defensa con la mirada de la protección del medio ambiente, desde la necesidad de recorrer y conocer su territorio, pero a la vez asumiendo un rol que consideran necesario para sostener ese recorrido. Ya sea velando por la seguridad alimentaria de su pueblo, proporcionando el plato de comida a su familia y a quienes ponen el cuerpo en la defensa, o desde una asamblea departamental alzando la voz por los derechos de los indígenas.
Esto viene desde aquellas generaciones que instauraron la primera chispa de rebeldía y esa necesidad de organizarse, marcando un papel fundamental en la defensa del territorio, estableciendo un antes y un después con la conformación del Club de Madres, conformado por las mujeres de San José de Uchupiamonas en 1985, como una respuesta a esa necesidad de participación y de hacer oír su voz.
Asimismo, la persistencia e impulso de las diferentes generaciones, fueron dando vida al Club, hasta llegar a ser una Organización reconocida con personería jurídica, como resultado de ese trabajo colectivo de años y las gestiones de quienes encabezan hoy la Organización que encontraron apoyo para este fin en NATIVA (Naturaleza Tierra y Vida). Contar con personería jurídica significa ser reconocidas mundialmente de una manera autónoma y con poder de decisión, como la Organización de Mujeres Indígenas de San José de Uchupiamonas (OMISJU). Esto les abre muchas puertas y oportunidades para gestionar proyectos de manera directa y sin intermediarios.
Por otro lado, se conforma la Organización de Mujeres y Niños, con los aportes de nuevas generaciones que fueron incorporando una visión enfocada en el cuidado y desarrollo de los niños y niñas instaurando una visión de género en las prácticas del pueblo para que sean transmitidas de igual manera, a través del conocimiento y de la experiencia. Esta organización no es una agrupación contraria a la anterior, sino que más bien refuerza la lucha por la búsqueda del bienestar del pueblo, hace su aporte desde su sentir y su vivencia, desde sus carencias y necesidades como mujeres jóvenes que habitan el territorio encarando otros retos y nuevas realidades .
POR QUÉ, PARA QUIÉN Y PARA QUÉ CUIDAMOS EL TERRITORIO
Cada una de sus historias tiene una particularidad y una significancia en algún punto de la historia colectiva como pueblo, las mujeres vienen resistiendo desde la ocupación del territorio, su acto de rebeldía es sostener ese tejido y mantenerlo intacto en el tiempo, marcar el sendero para los que vienen por detrás, la herencia que van dejando se plasma en las huellas forjadas en su andar.
Asumir el territorio como el propio cuerpo, sus historias como el cauce de los ríos, es darle vida a la tierra que se habita, siendo conscientes de que se necesita alimento, cuidado y respeto. Defender su territorio, es cuidar su cuerpo, preservar la naturaleza que les rodea, es proteger su hogar, luchar contra cualquier amenaza, es sostener la vida.